Fiscalización en la 4T

Parece que pasó una vida desde aquella declaración en el lejano octubre de 2018 donde el entonces presidente electo declaró que se iba a confiar en el ciudadano, que solamente se iba a pedir la firma de una carta asegurando que se cumplían los requisitos de las diferentes leyes, entre ellas las fiscales y se comprometió a no elevar los impuestos, paralelamente, se estableció como bandera de la administración el combate a la corrupción (pública y privada), lo que incluye justamente el correcto cumplimiento de todas las obligaciones fiscales, y al mismo tiempo se adquirieron varias obligaciones y generaron varios programas sociales (en México y en el extranjero) que requerirían inyecciones importantes de dinero, mismo que de continuar con los esquemas de fiscalización que se venían dando, y seamos honestos, «confiando en el contribuyente» nunca se iba a recaudar.

Entonces, las señales de como se fiscalizaría este sexenio llegaron temprano, para iniciar el año se prohibió la compensación universal bajo el argumento que «ALGUNOS contribuyentes que abusaban del esquema», y se emitieron otras reglas que si bien no generaban nuevos impuestos, si afectan el desembolso final del contribuyente, y ya para estas alturas del año se ha notado que la fiscalización por parte de las autoridades se ha vuelto mas intensa y directa, y aunado a los actos de fiscalización directos para los cuales la autoridad ya tiene una capacidad instalada limitada, se han incrementado las invitaciones electrónicas a regularizar la situación fiscal de los contribuyentes, tomando varios ejercicios hacia atrás, dichas invitaciones, cabe mencionar, escritas en un lenguaje bastante pasivo-agresivo, señalan con pesos y centavos, las diferencias que a juicio de la autoridad existen entre lo declarado por el contribuyente.

 

Cabe aclarar que esto no es exclusivo de esta administración, en realidad la 4T se está beneficiando y aprovechando al máximo las acciones emprendidas por administraciones anteriores respecto a la aplicación de información que tiene disponible la autoridad para realizar su labor, sin embargo, las administraciones anteriores no habían prometido «confianza» en el contribuyente.

Esta tendencia, que cabe mencionar, de acuerdo a cifras oficiales le está redituando al SAT, no solo no cambiará, sino que se intensificará en los años venideros, ya que se están discutiendo reformas importantes al Código Fiscal de la Federación, leyes de ISR e IVA, y mas alarmante, al Código Nacional de Procedimientos Penales, Ley Federal contra la Delincuencia Organizada que aunado a la recién promulgada Ley de Extinción de Dominio, pueden no solo conseguir los objetivos para los que fueron diseñados, sino que dificultarán grandemente el trabajo de los empresarios que quieran cumplir con sus obligaciones además que genera la incertidumbre de que por algún error sin mala fe, se tengan que cumplir inclusive, penas corporales.

Queremos dejar algo claro, todos deben pagar impuestos de forma correcta, pero esta política de tratar al contribuyente como enemigo, asumiendo que todos son evasores y que además merecen el mismo trato de asesinos y secuestradores, nos parece excesivo y contraproducente.

Mtro. Amado Ismael del Angel García

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